Wednesday, May 09, 2018

Canonización Romero: la Opción Desvío


AÑO JUBILAR por el CENTENARIO del BEATO ROMERO, 2016 — 2017:
 


El papamóvil de Juan Pablo II recorre por San Salvador.
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#BeatoRomero #Beatificación
La visita pastoral del Papa Francisco este jueves a la región central italiana de Toscana pone en evidencia que al menos una de las opciones sugeridas por los obispos salvadoreños para la canonización de Mons. Romero es eminentemente realizable.  El Cardenal Gregorio Rosa Chávez declaró a Radio Vaticana: “Escribimos al papa los obispos de El Salvador una carta pidiéndole que allá fuera la canonización en mi país y que, si no era posible, que él pasara por allí visitando a Romero cuando vaya hacia Panamá el año que viene”.  Según el prelado salvadoreño, al Papa “le encantó la idea de la visita a la tumba,” pero “todo depende de decisiones que hay que valorar”.
Si bien la idea de canonizar a Romero en Centroamérica durante el viaje a la Jornada Mundial de la Juventud en enero del 2019 es muy complicada (porque cambiaría todo el tenor del viaje), la opción de realizar una reducida visita a San Salvador, de carácter privado, para visitar la tumba de Romero parece factible desde varias perspectivas. La opción parece encajar con la práctica en este pontificado de realizar visitas privadas para rendir homenaje a ciertas figuras eclesiales, por ejemplo la visita que está haciendo Francisco, durante un recorrido en la zona de Toscana este jueves 10 de mayo, a la tumba del sacerdote Zeno Saltini, fundador de una comunidad religiosa.  Francisco ya había hecho gestos similares visitando las tumbas del Padre Pio de Pietrelcina en marzo y de Mons. Tonino Bello en abril de este año; y de los sacerdotes italianos Lorenzo Milani y Primo Mazzolari en el 2017.  Son recorridos discretos, de bajo perfil, que ponen en relieve la dimensión espiritual de cada visita.
Una visita espiritual a la tumba de Romero también pondría en práctica el consejo que el mismo papa les dio a los obispos salvadoreños durante la última visita ad limina que realizaron en marzo del 2017, de “ponerse en peregrinación hacia los lugares de Romero”.  El papa desea que la tumba de Romero y otros sitios relacionados con su persona se vuelvan destinos de peregrinación para promover sus valores en la sociedad salvadoreña.  La tumba del mártir ya está adquiriendo ese estatus, habiendo atraído visitantes como el Pres. Barack Obama, el Papa Juan Pablo II, el Secretario-General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, la Princesa Mako del Japón y los presidentes de Taiwán, Chile, Colombia, Brasil y Ecuador, entre otros.  La visita de Francisco sería la tercera visita papal (Juan Pablo llegó dos veces) y sellaría la distinción de la tumba como un gran destino de peregrinación en el continente.
Una visita relámpago a San Salvador también encaja con la nueva visión de viajes papales en el pontificado de Francisco, que ya ha incluido al menos cuatro viajes de un solo día de duración, incluyendo su viaje en el 2014 a Estrasburgo para dirigir un discurso al consejo europeo; ese viaje duró solo cuatro horas.  Ese mismo año, Francisco realizó una visita de 11 horas a Albania, donde rindió homenaje a 38 mártires que fueron posteriormente beatificados.  El próximo año, viajó a Sarajevo, a estimular ese pueblo en su camino de un pasado de guerra hacia un futuro de prosperidad y de paz.  Obviamente, El Salvador cabe en este contexto.
De hecho, El Salvador es un país de reducida extensión, y las visitas de estado suelen limitarse a solo un día.  Así fueron las dos visitas de Juan Pablo II, como también las visitas de cuatro presidentes de Estados Unidos a esa nación (Obama se quedó dos días).
El único inconveniente sería la proximidad del viaje a Panamá para la JMJ, que se celebra entre el 22 y el 27 de enero, y las elecciones presidenciales salvadoreñas el 3 de febrero.  Sin embargo, proximidad electoral no fue impedimento a la visita papal a Sri Lanka en el 2015.
En El Salvador, no ha habido una visita papal desde que Juan Pablo II visitó por última vez hace 22 años, en esa ocasión para celebrar el logro de la paz después de la guerra civil que estremeció esa nación.  Los fieles recuerdan con nostalgia las dos visitas de Juan Pablo, tanto así que hasta han sacado en procesión el papamóvil que utilizó.
Si los obispos salvadoreños logran convencer a Francisco, el santo producido de la guerra podría ser motivo del regreso de un pontífice a El Salvador, aunque en Roma sea canonizado.

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